El tiempo avanza sin tregua, devorando lo que un día fue símbolo de movimiento y cambio. La Caseta La Única, testigo silencioso del ir y venir de los trenes, yace en el abandono, cubierta de grafitis y enmarcada por ramas desnudas que parecen aferrarse a su historia.
Hubo un tiempo en que desde esta torre se decidía el destino de cada vagón, marcando rutas, enlazando historias, trazando caminos. Ahora, su función se ha extinguido, pero no su presencia. Sigue en pie, desafiante, resistiéndose al olvido, como si aún aguardara el silbido de una locomotora lejana.
Foto: Caseta La Única
Momento Musical: The Trapeze Swinger - Iron & Wine
Besos para tod@s
No hay comentarios:
Publicar un comentario