lunes, 27 de abril de 2009

Respirar los estados agitados, los momentos oscuros.

La noche, poco antes de que empiece la primera claridad del amanecer, se espesa y oscurece más todavía.

Los gusanos, cuando afanosamente construyen el capullo y luego se encierran en él, entran en un caos absoluto: todo su ser empieza a mutar, empiezan a producirse grandes transformaciones. Tan profundas y desconocidas, que de lo que antes era solamente una masa más o menos informe que reptaba y comía vorazmente, comienzan a despuntar sofisticadas antenas que le conectarán con lo nuevo, delicadas alas que le transportarán a lugares insospechados, y se vestirá de colores únicos para llenar el espacio de luz y alegría.
Los gusanos no saben el resultado de esa transformación, sólo saben de su caos, de ese absoluto desorden donde todo su ser conocido se halla inmerso. Lo hacen a solas, en silencio, en lo más íntimo. Al desaparecer todo lo conocido, puede que crean haber llegado al final del camino, y resulta que sólo era una curva más abierta a otro paisaje, a otras curiosidades.

Y así es: el final de una cosa y sin tener la certeza del comienzo de otra.
Los desfiladeros suelen ser un momento estrecho, doloroso, oscuro y lleno de incertidumbre. No hay certeza sobre la salida. Y luego, poco a poco, o de repente, aparece la amplitud del valle: luminoso, radiante y más fértil de lo que pudimos imaginar.

No pasa nada en los momentos oscuros, hay que perseverar.

Y este maravilloso valle descubierto, también desaparecerá, porque pasan todas las cosas de este mundo.


Momento musical: Al respirar – Vetusta Morla

” He dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco.
No hay principio ni final, sólo lo que quieras ir contando.”

"Y al respirar propongo ser quien ponga el aire,
que al inhalar, me traiga el mundo de esta parte."


Besos para tod@s

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