CAOS: in caratteri alti, stretti, come se lo spazio non bastasse a contenerlo.
Tutti visionari con i piedi per terra: un invito a sognare senza perdere l’equilibrio.
Parchi. Bici. Baci. Culo.: ironia urbana, libertà compressa in parole nette.
Questa immagine appartiene a una mostra di Francesca Patanè, intitolata “Note di caos. Appunti di vita”. Una raccolta di istanti tipografici, provocazioni grafiche, riflessioni da parete. Mi sono fermata a lungo davanti a questi manifesti. Mi piace quando l’arte ti costringe a sorridere, pensare, o semplicemente restare in silenzio.
(𝒳á𝓁𝒾𝓂𝒶)
Notas de caos. Apuntes de vida
Exposición de Francesca Patanè Design
Tres carteles, tres voces visuales.
CAOS: en letras altas, estrechas, como si el espacio no alcanzara para contenerlo.
Todos visionarios con los pies en la tierra: una invitación a soñar sin perder el equilibrio.
Esta imagen pertenece a una exposición de Francesca Patanè, titulada "Notas de caos. Apuntes de vida". Una colección de instantes tipográficos, provocaciones gráficas, reflexiones en la pared. Me detuve largo rato frente a estos carteles. Me gusta cuando el arte te obliga a sonreír, a pensar, o simplemente a guardar silencio.
(𝒳á𝓁𝒾𝓂𝒶)
Foto: Mostra di Francesca Patanè
Momento Musical: Everything in Its Right Place – Radiohead
Una hilera de bicis espera, silenciosa, bajo el intenso sol de Sevilla.Como si cada una tuviera una historia pendiente, un paseo por contar, una ciudad por recorrer.
El color destaca no solo en la fotografía, sino en el mensaje: otra forma de moverse es posible.Más suave, más limpia, más libre… más verde.
En medio del bullicio difuso de la ciudad, que sigue su ritmo propio, el verde de estas bicicletas invita a detener el paso, subir… y empezar un nuevo viaje.
A veces no hay que mirar muy lejos para entender en qué punto estamos, basta con contemplar lo que llevamos entre nuestros dedos. Un objeto cualquiera puede convertirse en un símbolo. Porque más allá de su función, está lo que representa: un hábito que cambia, una elección que nos define, un gesto que nos libera…
Hoy mi mano sujeta algo, pero sin duda, también habla de mí: del recorrido que dejo tatuado en mi piel, de las decisiones que decoro con detalles, del equilibrio entre fuerza y ternura.
Lo que somos es tan simple como esto. En cómo nos adornamos, en cómo nos mostramos al mundo, en lo que decidimos “agarrar” o “soltar”.
Hoy, en mi paseo matutino por Sevilla, esta escena atrapó la atención de mi objetivo:
El vuelo moderno de las Setas cobijando -abrazando casi con ternura- la silueta de una cúpula de otra época. Como si el presente enmarcara el pasado para que este siga brillando…
En Sevilla tradición y vanguardia no compiten: dialogan. Y se enriquecen mutuamente. Todo convive sin prisas, al ritmo pausado del alma sevillana.
(𝒳á𝓁𝒾𝓂𝒶)
“El pasado está escrito en la memoria y el futuro está presente en el deseo.”
(Carlos Fuentes)
Foto: Setas y Cúpulas. Un diálogo de tiempos en Sevilla
Hay días en los que Sevilla se da el lujo de ser ella misma sin pedir permiso. Esta imagen, tan habitual en estos días, lo expresa perfectamente: lo cotidiano y lo extraordinario se dan la mano con la naturalidad de quien ya se conoce de toda la vida.
Por un lado, el autobús urbano con su rutina de paradas, anuncios y prisas. Por otro, mujeres vestidas con sus trajes de flamenca —elegantes y orgullosas— que convierten el asfalto en pasarela improvisada mientras esperan, como cualquier vecina que pasa el bonobús.
Y es que aquí, cuando llega la Feria, no hay barreras entre la ciudad del día a día y la del albero y la fiesta. Todo se mezcla: la acera, el arte, la prisa y el azahar.
Me maravilla cómo en Sevilla la celebración no empieza solo cuando se pisa el Real. Empieza en casa, en la peluquería, en la parada del bus. Empieza cuando alguien se planta una flor en el pelo por la mañana y sale al mundo con todo el poderío.
La Feria no necesita permiso. Se cuela en la ciudad por todas partes. Y entonces sucede: cualquier día, en cualquier parada de cualquier calle sevillana, en medio del tráfico y los edificios modernos, de pronto te sorprende una escena como esta.
O tipismu de Sa Martín de Trevellu se respira en ca rincón: en a arquitectura de suas cashas de peira y maeira, en os balcós floríus, en os portais que guardan secretus centenarius. Pero tamén vivi en “a fala”, lengua propia que distingui y enorgulleci, en as festas popularis, en as tradiciós que se trasmitin de generación en generación.
Paseal por suas callis é viaixhal en o tempu, descubril a autenticiai de un lugal que ha sabíu conserval sua esencia y que invita ao visitanti a formal parti da sua historia.
El tipismo de San Martín de Trevejo se respira en cada rincón: en la arquitectura de sus casas de piedra y madera, en los balcones floridos, en los portales que guardan secretos centenarios. Pero también vive en “a fala”, la lengua propia que distingue y enorgullece, en las fiestas populares, en las tradiciones que se transmiten de generación en generación. Pasear por sus calles es viajar en el tiempo, descubrir la autenticidad de un pueblo que ha sabido conservar su esencia y que invita al visitante a formar parte de su historia.
A amistai en Sa Martín de Trevellu é refugiu y acullía. O visitanti se convirti en amigu, y o amigu, en familia. En cá salú, en ca gestu, se sinti a hospitaliai de un lugal que acolli sinceramenti. A plaza y as callis son escenarius de encontrus espontáneus, de conversaciós que se estirixhan en as pichorras o debaixu da sombra dos castañus y de rishas que se mixturan con o aroma do pan redén feitu. En Sa Martín, a amistai é un lazu invisibli que uni a tós: unha promesa de compañía y apoyu incondicional.